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Análisis Razer Kiyo Pro, cámara web USB 3.0 Full HD 1080p 60Hz, compatible con HDR, sensor adaptativo de iluminación y foco ajustable

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31/03/2021

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1. Introducción. Ficha del producto

Introducción

En los últimos meses y a causa de la pandemia era inevitable que ciertos productos informáticos, como impresoras, cámaras web, entre otros, sufrieran una alta demanda, acompañada de una injustificada o abusiva subida de precios de ciertos productos, algunos de los cuales podían duplicar el precio de venta sugerido por el fabricante. Actualmente, parece que los precios han ido normalizándose un poco y es de esperar que bajen progresivamente todavía más, acompañados de un descenso de la demanda. Todo esto es muy triste, pero por suerte es temporal y la mayoría de usuarios pueden volver a adquirir los productos ofimáticos con mayor normalidad.

Razer hace unos 4 años comercializó su webcam Kiyo. Esta cámara ofrece entre otras características la captura de 1080p a 30 FPS e iluminación integrada. Desde entonces, y en el transcurso de estos últimos 5 años, por tener una referencia cercana, las cámaras web accesibles han ido mejorando muy lentamente, conforme han ido apareciendo tarjetas gráficas y monitores con resoluciones mucho mejores, recorriendo el 2K, el 4K e incluso superior. Sin embargo, parece evidente que la gran masa de usuarios va a tener suficiente con resoluciones Full HD debido al gran coste que implica gastar en monitores 2K, 4K, que a su vez implican gastar mucho dinero en una tarjeta gráfica potente, que ésta a su vez requerirá de una placa base, CPU y RAM equilibradas. Todo esto se resume en que el usuario tendría que gastar mucho dinero, incluso para manejarse correctamente con cámaras web para trabajar en 4K.

Viendo el recorrido actual de cámaras web, parece habitual que los fabricantes hayan decidido dar el saldo de la resolución Full HD (1920 x 1080 píxeles) a resolución 4K, ignorando por completo e injustamente la resolución 2K, que podría funcionar mucho mejor actualmente con equipos de última generación no tan caros, al menos más accesibles para la mayoría de usuarios exigentes. Poner la etiqueta 4K en la caja parece más una cuestión de marketing para vender más que el objetivo de ofrecer una webcam accesible (y con accesible nos referimos a productos de este tipo por debajo de los 300 €) con características realmente interesantes para obtener gran calidad en la captura de imagen.

En los últimos meses, los usuarios han tenido que lidiar con multitud de cámaras web Full HD a 1080p a 30 FPS de diferentes calidades, con un baremos de precios entre los 30 a 150 € por soltar un rango de precios aproximado. Sin embargo, actualmente lo interesante está en aquellas cámaras web que ya permiten 4K a 30 FPS que a su vez son capaces de ofrecer una gran calidad a 1080p a 60FPS, o bien las cámaras web limitadas a 1080p a 60 FPS que traigan un sensor de calidad para obtener excelentes resultados, cámaras todas ellas que rondarán entre 150 y 250 €.

Dar el salto a algo superior implica gastar mucho dinero por producto y es un objetivo muy lejano para la mayoría de youtubers, streamers, o simplemente aquellos que requieran someterse a videollamadas con un entorno de imagen de calidad decente. Desgraciadamente, como decíamos, el 2K en las cámaras web está inexistente, lo cual sería una resolución muy interesante para usuarios de monitores 4K con tarjeta gráfica y procesador adecuado para mover todo eso. Sobra decir que la mayoría de usuarios van a emplear pequeñas ventanas para sus retrasmisiones en directo y cuya imagen protagonista, la más grande, es aquello que está haciendo el usuario en su monitor o su entorno, no él mismo. Por tanto, una resolución de 1080p actualmente es bastante para la mayoría de usuarios, más si es para retransmitir, o tanto más si es para subir videos a una plataforma. Sin ir más lejos, Youtube está lleno de videos en 4K de directos o de grabaciones cuya calidad no es digna del 4K, sea por la compresión del video o por la mala calidad de las cámaras a 4K, e ignorando todavía demasiado el salto a 2K, que sigue siendo más razonable hoy en día.

Dicho esto, Razer lanzó a finales de febrero lo que sería la sustituta de la Kiyo, la Kiyo Pro, con Pro detrás, dando a entender que la Kiyo anterior no era «pro», y ésta sí. A priori, la principal diferencia numérica está en que la Kiyo alcanzaba los 1080p a 30 FPS y la Kiyo Pro alcanza los 1080p a 60 FPS. Sin embargo, las diferencias no se quedan ahí. La nueva Kiyo Pro incluye un sensor Sony IMX 327 con autorregulación lumínica, quizá lo más interesante de esta cámara, junto con la alta calidad que es capaz de ofrecer en un producto que está dentro de lo bajo en cuanto a solución profesional, que ya es bastante más que muchas webcams más económicas. Este sensor lleva usándose en cámaras de vigilancia y en otros dispositivos al menos desde 2017. Vamos a ver que sus virtudes no solo dependen del sensor de Sony, sino que Razer también pone su mano para ofrecer un producto bastante redondo, que redondo es.

La Kiyo Pro tiene un P.V.P. recomendado por Razer de 209 €. De estar en otra situación es probable que el precio de un producto así no sería tan elevado o al menos se habría optado por equiparla con un sensor más capaz, y es obvio que algunos fabricantes de este tipo de producto aprovechan la situación sanitaria mundial y dado el tirón de la propia marca para plantar precios que podrían ser prohibitivos para ciertos usuarios, y eso que solo estamos hablando de alrededor de 200 €. El negocio es el negocio. Sin embargo, cuando un usuario invierte en un producto con una mínima calidad, no es común que cambie dicho producto en un periodo dilatado en el tiempo, consiguiendo amortizarlo más que si se tratara de otro producto más modesto. La Razer Kiyo Pro podría estar dentro de esta categoría. Veamos qué características trae y si realmente vale la pena apostar por uno de estos cacharros para obtener buenos resultados…