3. Comentarios. Pruebas varias
Comentarios. Embalaje y desempaquetado
La verdad es que no hay mucho que decir ante esta clase de producto, más allá de lo que es capaz de ofrecer en rendimiento. Básicamente es una placa electrónica con un controlador de memoria, módulos de memoria soldados y un conector USB que hace de puente, todo recubierto con una carcasa de plástico, a veces engomada o incluso metálica de alta resistencia. Los cierto es que, en muchas ocasiones desconocemos las especificaciones reales de estos dispositivos. Qué marcas son las que fabrican las memorias o los controladores de la memoria…
Y es que estamos en frente de unidades USB consideradas aun caras por su precio y con un rendimiento más que notable, ya más o menos comparable a las unidades SSD internas de interfaz SATAIII, que alcanzan también tasas que superan los 530MB/s. Así, estas unidades USB pueden sustituir directamente a las unidades SSD internas, claro está, según para qué, y ahí entra su carácter transportable. A priori, cualquier dato importante considerado para ser transportado de un PC a otro es susceptible de almacenarlo en una unidad USB, dato o incluso un S.O. entero. Todavía a día de hoy hay gente que sigue defendiendo las copias de seguridad en los discos duros internos, en trabajos de archivos razonablemente pequeños, de unos cuantos MegaBytes de capacidad. Pensad en proyectos de imagen, incluso video o de producción musical. Poder facilitar tu trabajo a un compañero para ámbito profesional es un escenario más que posible para esta clase de unidades USB, donde la rapidez entra en el primer plano de interés.
La unidad USB Voyager GTX de 256GB viene en un blíster de cartón y plástico sencillo y hermético, que tocará recortar con unas tijeras o abrir con un cúter para acceder a la unidad. La cara interesante de este embalaje es la trasera, con algunos datos relacionados con su rendimiento de transferencia y su carcasa metálica de aleación de zinc plateado con acabado pintado en negro mate. Se ofrece con 5 años de garantía de Corsair.
De entrada, hay dos detalles interesantes…
El primero es que, tal vez, podáis encontrar este mismo modelo acuñado como USB 3.0 y éste de las fotografías adjuntas, como USB 3.1 Gen 1. Esto es debido al cambio de nombre, ajeno al a marca. Tal como se ha señalado en la introducción de este artículo, ambas referencias significan la misma tasa máxima de transferencia (unos 600MB/s teóricos, equiparable a la interfaz SATAIII). De modo que podréis ver por internet este mismo modelo Voyager GTX con el logo USB 3.0, aunque la unidad USB será la misma que la incluida en el embalaje con el logo USB 3.1 Gen 1.
Aclarado lo anterior, lo siguiente interesante hace referencia a su rendimiento, como no podía ser de otra forma. Que una unidad USB con esta interfaz ya alcance casi los 500MB/s es un dato muy relevante e interesante para ciertos usos, sobre todo para no perder el tiempo transfiriendo datos, con archivos ya considerablemente grandes. Esto marca un claro margen para la siguiente generación de unidades USB, la 3.1 Gen 2, que tendrá un rango entre los casi 600MB/s y los 1.25GB/s teóricos, prácticamente el doble y que probablemente tardará algunos meses en aparecer ampliamente en el mercado, mientras se van consumiendo las unidades USB 3.1 Gen 1.
Si a esto se le suma que esta gama Voyager GTX tiene modelos de hasta 1TB de capacidad (120, 256, 512, 1TB), tendréis varias capacidades a elegir según las necesidades exigentes. Con 120GB es suficiente para la mayoría de información de archivos medianos y pequeños, de pocos MB. Con 256GB hacia arriba, el precio por unidad ya es considerablemente elevado, relegado más para aquellos usuarios de mayor poder adquisitivo. Como referencia, este modelo de 256GB tiene un precio levemente inferior a los 100€.
Al abrir el embalaje, da hasta lástima el tener que romper la lámina de cartón. Con unas tijeras hemos procedido a abrirlo con sumo cuidado de no dañar el acabado de la unidad. El envolvente de plástico está muy compactado envolviendo a la unidades USB, y es muy fácil que el usuario acabe arañando su acabado metálico pintado en negro. En el interior, hay un pequeño folleto desplegable que hace referencia a la garantía y demás datos de Corsair. Sin embargo, no nos termina de gustar el formato del embalaje. Estos productos podrían lucir mejor con una caja de cartón pequeña sencilla, pero con algún accesorio que ayude a cuidar la unidad USB. El blíster, una vez abierto, suele termina en la basura.
Lo cierto es que Corsair podría adjuntar un accesorio para este producto, algo así como una bolsa a medida, afelpada con cierre de cuerda o algo así, para proteger la unidad USB. Hubiera estado genial, en lugar de hacer un blíster con un acabado tan lujoso y brillante, que ciertamente también tendrá su precio añadido.
En la parte inferior de la unidad hay un asa metálica para poder pasar y anclar el aro de un llavero, mosquetón o similar. Si éste es metálico y roza con la superficie de la unidad USB, terminará rallándola fácilmente, desprendiendo la pintura, algo que no queda nada bien. Así que, no recomendamos usar un llavero junto con esta unidad USB. Y no será por el tapón, porque éste será prácticamente imposible que se desprenda por sí solo, incluso si va suelto fuera del pantalón.
La unidad USB posee un LED azul de indicación de actividad y la nombrada tapa desmontable, también metálica, que viene engomada internamente y se agarra perfectamente al conector USB en el extremo opuesto al LED. Este conector USB está firmemente fijado en el interior de la carcasa. De este modo, toda la unidad se nota segura y muy difícil de romper. De fallar alguna vez, se deberá a su electrónica interna, la cual desconocemos por completo sus especificaciones, tipos de chips, marcas.
Al poseer una carcasa gruesa de aleación de zinc, la unidad USB pesa bastante, unos 51 gramos, considerando que es un aparato muy pequeño. Esto también ayuda a estar pendiente de la unidad USB por su peso. SI te la metes en un bolsillo, podrás notar levemente que la llevas metida por su peso. Así es más difícil perderla. Sin embargo, al tener la tapa desmontable, tocará estar siempre pendiente de ella. Parecerá una tontería, pero perder esta tapa podrá fastidiar bastante al usuario. Y es que esta clase de unidades USB son productos que terminarán recibiendo mucho mimo por parte de su dueño, al menos debería, precisamente por los importantes datos que podría contener. Con un poco de cuidado y buen uso, sobre todo en al acto de conectar y desconectar al puerto USB, la Voyager GTX podrá cumplir durante varios años su función fácilmente.
Pruebas de rendimiento. Uso
Hardware y software empleado
Para realizar las pruebas hemos optado por usar uno de nuestros PCs ya montados. Lo que interesa comprobar es el rendimiento máximo de la unidad, así como la capacidad disponible total tras formatear:
- Unidad USB: Corsair Voyager GTX 256GB USB 3.1 Gen 1
- Placa base: GIGABYTE Z170X-Gaming G1
- Un puerto USB 3.1. Gen 1
- Un puerto USB 3.0
- Un puerto USB 2.0
- Procesador: Intel Skylake-S i7 6700K a 4.6MHz
- Memoria RAM: Corsair 4x Vengeance LED 4x8GB DDR4 a 3400MHz C16
- Sistema operativo: Windows 10 64bits
- Software de test:
- CrystalDiskInfo v5.6.2 x64
- CrystalDiskMark v3.0.3 x64
- AS SSD Benchmark v1.7.4739.38088
- ATTO Disk Benchmark v2.4.6
- Anvil’s Storage Utilities v1.1.0 (2014-January-1)
Para empezar a usar la unidad USB, no es necesario instalar ningún controlador adicional. Para su funcionamiento se encargarán los controladores de la placa base GIGABYTE utilizada, por su puesto, las últimas versiones disponibles para cada chip controlador, así como la última versión de la BIOS más reciente.
La Voyager GTX ya venía formateada y lista para su uso, aunque hemos cambiado el nombre de la unidad para diferenciarla mejor. La unidad tiene disponibles 238GB.
Corsair SSD Toolbox
Antes de empezar con las tandas de pruebas de rendimiento con algunos programas, Corsair tiene su propio software de control y gestión para esta unidad, el programa Corsair SSD Toolbox, que también sirve para las unidades USB como ésta. Ya va por la versión 1.2.5.5. Este programa lo hemos utilizado en varias ocasiones para otras unidades SSD de Corsair, así que no es necesario entrar en detalle. Básicamente, permite formatear de forma segura la unidad, clonarla a otra unidad, monitorizar los datos SMART y actualizar el firmware de la unidad, si hubiere uno nuevo. La última versión es la SBFM61.1, la misma que traía de fábrica.
Es una buena costumbre revisar todos los datos SMART para comprobar que todo está correcto, tal como así ha sido. Gracias a él es posible conocer las horas de encendido, número de veces del encendido y la duración restante estimada de la unidad, entre otros detalles.
Veamos que tal va la Voyager GTX de rendimiento. Para todas las pruebas, hemos empleado el puerto trasero de la placa base que está marcado como USB 3.1 Tipo A de color rojo, equivalente al actual USB 3.1 Gen 2. Este puerto soporta hasta 10Gbps, unos 1.2GB/s, más del doble que lo que necesita la unidad USB Voyager GTX para desplegar todo su desempeño. Además, hemos empleado otros puertos USB 3.0 (actual USB 3.1 Gen 1) para compararlo en algunas pruebas, y también con un cable alargador USB 2.0 para forzarlo a esta velocidad, a ver qué tal va.
CrystalDiskInfo
CrystalDiskInfo se puede considerar una porción del SSD ToolBox de Corsair, su apartado de SMART. Pero detalla otros datos interesantes, como el sensor de temperatura de la unidad, que marca 33ºC de uso normal, en una temperatura ambiente de unos 19ºC. Sí, la unidad Voyager GTX también se calienta un poco, pero nada fuera de lo normal. Como curiosidad, la interfaz es UASP (Serial ATA), modo de transferencia SATA/600 según este programa, y es compatible con SMART NCQ y TRIM. Solo se ha conectado 2 veces y no tiene ni una hora de uso al realizar todas estas pruebas.
CrystalDiskMark
CrystalDiskMark (USB 3.1 Gen 2)
CrystalDiskMark (USB 3.1 Gen 1)
CrystalDiskMark (USB 2.0, «forzado» mediante cable adaptador 2.0 en un puerto USB 3.1 Gen 1)
Esta es la única prueba que hemos realizado con varias velocidades según la interfaz USB, mediante CrystalDiskMark. Tanto con la conexión USB 3.1 Gen 2 y USB 3.1 Gen 1 dan prácticamente los mismos resultados. Así que no importa emplear una generación u otra, la Voyager GTX devolverá el mismo desempeño. La tasa de transferencia secuencial en escritura y lectura ronda los 420-430 MB/s, aunque parece que en la conexión USB 3.1 Gen 2 funciona mejor en escritura, bastante más rápida en archivos mucho más grandes, o mejor dicho, la conexión USB 3.1 Gen 1 no trabaja tan bien en escritura con archivos más grandes, algo que demuestra que ambas pruebas trabajan en dos chips controladores distintos de la placa base, el propio Chipset de Intel y otro chip por separado. No será exactamente lo mismo emplear un puerto u otro, dependerá del chip controlador también, obviamente de la placa base empleada. De todas formas, el rendimiento en lectura es muy similar, así que, al tratarse de escribir datos, cuanto más rápido funcione el controlador de la placa base, o sea, cuanto más reciente sea la generación del puerto USB, mejor.
Muy lejos quedan las pruebas de rendimiento forzando a trabajar en USB 2.0, con velocidades reales de unos 44MB/s, lo máximo que da de sí esta interfaz de conexión. Esto se traduce en un ahorro de tiempo significativo cuando el usuario desee intercambiar archivos entre otra unidad de almacenamiento de datos y la unidad USB Voyager GTX. El mejor escenario mínimo es trabajar una unidad SSD SATAIII de alto rendimiento, o cualquier unidad SSD M.2, que seguramente tendrá un rendimiento claramente superior al máximo que proporciona el SATAIII. Sobra decir que intercambiar datos con un disco duro SATAIII, será éste el que genere un «cuello de botella», haciendo que la unidad USB funcione más o menos a la velocidad del disco duro al copiar datos, que podrá rondar entre 50 y unos 100MB/s según el disco duro.
AS SSD Benchmark
Una prueba similar con puntuación con AS SSD Benchmark. La media de lectura/escritura secuencial ronda los 400MB/s que es más o menos la puntuación final, unos 400 puntos. Estas cifras ya son algo comparables con unidades SSD SATAIII, al menos ya se acercan un poco. Por ejemplo, la unidad SSD Kingston UV400 de 240GB obtuvo casi unos 1000 puntos, más del doble. La unidad SSD Neutron XTi de Corsair obtuvo unos 1200 puntos. Lejos quedan las unidades M.2, como la veterana Plextor PX-G128M6e, que obtuvo más de 8000 puntos con PlexTurbo 2.
ATTO Disk Benchmark
Las pruebas con ATTO constatan lo parejo que está la tasa de transferencia de datos entre la lectura y la escritura, independientemente del tamaño de archivo. Más o menos esto también se cumple con el resto de pruebas con otros programas. Lo que más nos preocupaba es que la escritura mantuviese el tipo frente a la lectura, tal como demuestran las capturas adjuntas. Se alcanza la cifra de los 464MB/s, que se acerca muchísimo a la cifra de esos 470 MB/s que Corsair advierte en el reverso del embalaje de este producto, haciendo referencia a este mismo programa, el ATTO.
Sin embargo, la comparación con una típica unidad USB 3.0 parece un tanto exagerada, puesto que parece comparar la conexión USB 3.1 Gen 1 con la USB 3.0, cuando ambas funcionan igual. Eso sí, los anteriores y no tan viejos modelos de unidades USB 3.0 solían/suelen ser mucho más lentos, a pesar de tener la conexión USB 3.0 de color azul, encontrando en el mercado unidades USB 3.0 con rendimientos claramente inferiores a los 100MB/s, 4 veces más lento o incluso más, que la propia interfaz de conexión USB 3.0 (actual USB 3.1 Gen 1).
Anvil’s Storage Utilities
Por último, la prueba con ASU. Este programa devuelve una puntuación de más de 2200 puntos, una vez más con una tasa muy pareja entre lectura y escritura, rondando casi los 400MB/s. Esta puntuación de 2200 puntos es la mitad aproximada de la puntuación de la unidad SSD UV400 de 240GB, cifra que es algo inferior a otras unidades SSD SATAIII que hemos probado más caras.
Viendo todos los datos, se puede afirmar que la Voyager GTX de 256GB tiene un rendimiento general algo superior a más de la mitad que las unidades SSD SATAIII más económicas de mayor rendimiento de una capacidad similar, solo que la interfaz de conexión es USB, no SATA. Al final nos quedamos con la cifra alcanzada de escritura y lectura secuencial de algo más de los 400MB/s, suficiente para clasificar a esta unidad flash USB en un modelo de alto rendimiento, válido para ahorrar mucho tiempo en las tareas de copia de seguridad o traslado de datos de un PC a otro, por ejemplo. Todo hay que decirlo, esta unidad deja en ridículo una inmensa cantidad de modelos de memorias USB que muchos usuarios dispondrán para volcar datos, incluso aquellos etiquetados como USB 3.0 con el conector azul Tipo A.
El uso de este tipo de unidades transportables debe estar enfocado a aprovechar su rendimiento, más que a asegurar los datos en algún lugar, justificando de esta manera el invertir casi 100€ en una de estas unidades. De este modo, es necesario utilizar con frecuencia esta unidad USB, volcando archivos a diario para amortizarlo bien, más que para tener la unidad escondida en un cajón la mayor parte del tiempo guardando datos importantes.

















